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Por lo general, un turista "oye" y "ve". Y se distrae en exceso fotografiándolo todo. El viajero [...] lo que hace es "mirar" y "escuchar". Y hace las fotos imprescindibles, ya que prefiere confiar en la impresión que permanecerá en el fondo de su retina. (Alberto Vázquez-Figueroa)
Quien vive ve, quien viaja ve más. (proverbio árabe)

Vámonos de shopping

Para los amantes de la moda (y frecuentemente vicio) de comprar compulsivamente, Vietnam es el destino ideal. Hay de todo y, salvo contadas excepciones, a precios más ventajosos que en España.

En esas contadas excepciones hay que destacar, en primer lugar, los artículos electrónicos. En contra de su casi vecina Tailandia, donde una tarde en el centro comercial MBK de Bangkok puede ser la perdición de cualquier aficionado a la cacharrería electrónica y gadgets varios (algunos rozando el absurdo tecnológico), en Vietnam cualquier aparatito con enchufe, pilas o batería nos saldrá más caro que en el bazar de la esquina de nuestra ciudad. Podéis hacer la prueba mirando precios de teléfonos móviles o de cámaras fotográficas.

En segundo, y por curioso que resulte, los productos básicos de droguería. Comprar, por ejemplo, unos paquetes de pañuelos de papel, unos salvaslips o espuma de afeitar nos puede costar lo mismo que en España o incluso más, si los comparamos con productos de marca blanca.

Y en tercer lugar, los artículos de lujo de grandes firmas internacionales que, con mucha suerte, los encontraremos al mismo precio que en cualquier tienda española.

Pero, obviando estas tres excepciones, ¿podría decirse, en líneas generales, que lo que compremos en Vietnam cumple las tres bes: bueno, bonito y barato? 

Mi experiencia personal me dice que a veces sí, pero muchas más veces no. Salvo contadas horteradas y objetos de dudoso gusto, encontraremos cosas bonitas, otras muy bonitas y algunas, preciosas y de lo más originales. Baratas o no, dependerá de la localidad donde nos encontremos, de si, dentro de esa localidad, estamos en la zona más turística o no, y de nuestra habilidad regateando. Y respecto a si son buenas o no, entramos ya en un asunto algo más espinoso y sujeto a disparidad de opiniones.

Este es el momento de citar los productos de conocidísimas (y caras) marcas de productos de montaña y aventura, como The North Face o Columbia. Sobre todo de la primera marca citada, nos encontraremos multitud de artículos en cualquier tienda del país, pero más frecuentemente (y con mayor variedad y mejor precio) en el norte (Hanoi, Sapa...). Hay tal variedad de productos de estas marcas en Vietnam, que algunos de ellos no figuran ni en las web's oficiales de tales marcas, hecho que debiera de ser ya de por sí sospechoso hasta para los más optimistas y confiados...

Cualquier persona que se plantee comprar alguno de estos artículos en este rincón del sudeste asiático, una vez haya comprobado que el mismo producto de estas exclusivas marcas lo puede encontrar hasta diez veces más barato que en España, se preguntará dónde está el truco.

El problema es que la respuesta no está del todo clara. Los más desconfiados opinan que directamente son falsificaciones (en la mayoría de los caso, muy logradas) que, según quien sea el fabricante real del producto, pueden ser de mejor o peor calidad, pero, en ningún caso, equiparable con la de la marca original. Los escépticos piensan que pueden ser productos originales pero con alguna tara, por mínima que sea, que impide que sean vendidos a su precio habitual de mercado. Y los más optimistas creen que es posible que se trate de productos originales y sin tara alguna que, al estar fabricados en el mismo Vietnam (aunque las firmas sean habitualmente estadounidenses), se abaratan tanto por el ahorro en los costes de transporte y distribución, así como por el menor margen de ganancia del comerciante final con respecto a los países occidentales.

Si alguien me pregunta mi opinión, me atrevería a decir (sin ninguna prueba; solo por mera intuición) que las tres hipótesis expuestas es probable que sean correctas. Es decir, que se den los tres supuestos en Vietnam.

Y ahora paso a mi experiencia personal.

Yo solo he comprado dos productos de estas marcas durante mi viaje. Y fue más por necesidad que por el hecho de adquirir a bajo coste uno de estos artículos. Ambos productos los adquirí en Hanoi y en la misma tienda, en el casco antiguo de la ciudad (barrio de los 36 Gremios).

Lo primero que compré fueron unas fresquitas zapatillas de marca Columbia, cómodas y muy sufridas para patear ciudades. Las compré porque solo llevé un calzado, cerrado, que se hacía incómodo en algunas ocasiones por el calor. También llevé unas chanclas que, aunque más apropiadas en algunas localidades vietnamitas por el clima, no resultaban adecuadas para caminar toda una jornada. El término medio fueron estas zapatillas que, dicho sea de paso, me dieron muy buen resultado.

Me costaron 450.000 VND (18'85 € al cambio). Regateé pero tampoco obtuve un importante descuento. El precio inicial que me pedían es de 550.000 VND. Es decir, conseguí un descuento de unos cuatro euros. Su precio en un comercio de España viene rondando los 90 €. Aparentemente no observo ningún fallo o tara, pero también he de decir que no he tenido otras iguales, de las que se venden aquí en España en establecimientos importantes, para comparar.


Mis sufridas zapatillas de marca (¿?) por algo menos de 19 €


Otro producto que necesité es una pequeña bolsa de deportes auxiliar para mis pequeños desplazamientos por el país que exigían hacer noche, regresando al día siguiente a mi lugar de partida, dejando el grueso del equipaje en la consigna del hotel. Esto me ocurrió cuando visité la bahía de Halong y, más tarde, cuando fui a la región del delta del Mekong.

Se trata de una bolsa de deportes que lleva también correas para llevarla como mochila. Este tipo de producto recibe el nombre de duffel. En este caso, de la conocida marca The North Face.

La bolsa no creo que llegue a los 30 litros de capacidad (si acaso los ronda). Me costó 290.000 VND (12'15 €). El precio que me pedían eran 350.000 VND, pero con un mínimo regateo (en esa misma tienda había comprado las zapatillas y se acordaban de mí), conseguí ese descuento de cerca de dos euros y medio.

El problema es que a este artículo sí le hallé una pequeña tara. Las asas para portar como bolsa de deportes (en la mano) son demasiado cortas y el velcro de cierre, para juntar ambas asas, llega muy justo. Nada grave, pero una tara a fin de cuentas.

Por otra parte, no he podido comparar el precio en España. No he visto concretamente esta bolsa en ninguna tienda. Y, lo más curioso: en la web oficial de The North Face tampoco la encuentro... Cada cual que saque sus propias conclusiones.


El duffel de poco más de 12 €


En muchas ocasiones, a primera vista y sin un conocimiento específico sobre el producto, distinguir si es de buena calidad resulta imposible, con lo cual, solo el tiempo y el uso de lo adquirido nos dirá si hemos hecho una buena compra o no. Pero hay una regla básica, sobradamente conocida, que nos puede venir muy bien a la hora de comprar: la producción artesana tenderá a ser (con raras excepciones) de mejor calidad que la industrial en serie. Y Vietnam es un país en el que todavía abundan los artesanos y trabajadores con oficios tradicionales que, en el mundo occidental industrializado, se han perdido ya. Personalmente creo que en un viaje tan apasionante como este, debiéramos de aprovechar para volvernos a casa con recuerdos originales por su exotismo, aunque salgan algo más caros, que acabar comprando baratijas industriales de escasa gracia, del estilo llaveros de I love Vietnam o los también típicos imanes para la nevera.

Eso sí, a la hora de regatear, habremos de ser respetuosos y cuidadosos a la hora de valorar lo artesano.

Cuando nos den un precio de un producto de artesanía, no caigamos en el frecuente error de compararlo con el que conocemos de ese mismo producto (u otro semejante) en el bazar chino de todo a un euro que tenemos en la esquina de casa. Estaríamos siendo muy injustos al no valorar el tiempo, la dedicación y el esfuerzo del productor artesano. Despreciaríamos, aunque sea involuntariamente, el trabajo de alguien. Y lo que es más grave: actitudes como esta hacen peligrar todavía más a un sector ya bastante frágil en un mundo que tiende a la total industrialización.

Otra cuestión a tener presente es que un artículo nos satisfará más o menos (y nos parecerá mejor o peor) en función de lo que hayamos pagado por adquirirlo. Se trata de eso que llamamos relación calidad/precio.

Voy a mostraros en fotos lo que yo adquirí durante mi viaje. Así podréis haceros una idea de ciertos productos y sus precios. Dos de ellos ya los sabéis: las zapatillas y el duffel.


Postales desplegadas

Postales plegadas

En Hoi An adquirí estas originales postales vietnamitas.

Pagué 100.000 VND (4'19 €) por la del barco con forma de dragón y con techumbre azul. Aunque es más grande en comparación con las otras tres, el precio pagado por esta postal resultó desorbitado. No hubiese costado más de la mitad. Fue mi primera compra (fue a un vendedor callejero) y pagué la novatada...

Las otras tres, en un comercio, me costaron en total 110.000 VND (4'61 €) Tendría que haber pagado 120.000 (a razón de 40.000 VND cada una. Es decir, 1'68 €/unidad), pero al llevar las tres pude conseguir ese pequeño descuento (me salieron a poco más de 1'50 € cada una).



Este amplio foulard de pashmina lo compré también en Hoi An. No estaba especialmente convencido de la compra, que fue en una de las varias casas típicas que hay en la localidad que, aunque no cobren entrada en muchas de ellas (como era el caso), la visita guiada se la intentan cobrar luego en la tienda que tienen en el interior. En mi caso les funcionó la treta y la pashmina me costó 130.000 VND (5'45 €). Partiendo de la base de que en España este producto resultaría más caro (en un establecimiento del tipo de El Corte Inglés vienen rondando los 20 €) y que me pedían inicialmente 250.000 VND (10'47 €), considero que la conseguí a buen precio.




Este pequeño gong, un instrumento de percusión muy habitual en el mundo oriental, utilizado frecuentemente en templos para llamar a la oración (equivaldría a las campanas de las iglesias cristianas), lo adquirí también en Hoi An. La estructura de madera mide algo más de 30 cm. de alto por unos 25 de ancho. El disco metálico mide 15 cm. de diámetro.

Fue un capricho mío que me salió por 300.000 VND. (12'57 €) Dada su originalidad y dificultad para adquirir ese artículo en España, y a sabiendas de que me pedían inicialmente 550.000 VND (23'04 €) por el mismo, también opino que fue una buena compra como recuerdo.



Ya en la ciudad de Hue (de la que hablaré en mi siguiente artículo), en una de las tiendas que hay dentro de la Ciudad Imperial, compré esta guía bilingüe vietnamita-inglés de la ciudad. Me costó 60.000 VND (2'51 €). Su precio, como el de casi todos los libros en Vietnam, es fijo y figura en la tapa del reverso. Tiene 195 páginas e incluye fotografías en blanco y negro.



Esta fresca camisola 100 % seda la compré también en Hue, durante mi visita a un mercado. Es de cuello chino o Mao, como se aprecia en la foto.

Creo que fue la compra más incómoda que realicé en Vietnam, dada la molesta insistencia de la vendedora (que ya empezó siguiéndome y porfiando desde que puse los pies en el mercado) y el precio abusivo que inicialmente pedía: 750.000 VND (31'42 €)... Uno es guiri, pero no tonto.

Como por esas latitudes se suda bastante e iba algo justo de camisetas, apliqué mi método de regateo y la conseguí por 160.000 VND (6'70 €). En ese sentido, me llevé yo el gato al agua y, objetivamente hablando, hice una buena compra (si realmente es seda, que diría que sí), aunque, he de confesar, que, habiéndolo pensado dos veces, quizás me quedé con más ganas de mandar a paseo a la vendedora y, por supuesto, sin camiseta.




En la antigua base militar de Khe Sanh, a 15 km. de la frontera laosiana, y de la que hablaré cuando me refiera a la DMZ (Zona Desmilitarizada o zona fronteriza entre lo que fue Vietnam del Norte y del Sur), a un vendedor ambulante que realmente tenía aspecto de pasar necesidad, más por caridad que por capricho o gusto, le adquirí este pequeño pin por 30.000 VND (1'26 €). No me molesté en regatear, aunque el precio es claramente elevado para lo que es. La traducción de lo que se lee es Unión de Jóvenes Comunistas Ho Chi Minh. Esta unión fue fundada en 1931 y está dirigida por el Partido Socialista de Vietnam (partido único en el gobierno).



En la mismo lugar, en la tienda del hoy museo de la base de Khe Sanh, compré este sombrero de corte militar por el precio fijo de 20.000 VND (0'84 €). Precio más que aceptable para la utilidad que le iba a dar.




Ya en Hanoi, en el teatro en el que presencié el espectáculo de marionetas de agua, del que por supuesto hablaré en su momento, compré esta pequeña marioneta, de 18 cm de altura, por 80.000 VND (3'35 €). El precio era fijo y no me parece caro, ya que la originalidad hay que pagarla. Es un bonito recuerdo de un bello espectáculo en un precioso país.



También en Hanoi, en el Museo Nacional de Etnología, compré por 150.000 VND (6'28 €) este interesante libro en francés acerca de las diferentes etnias de Vietnam. Tiene 309 páginas e incluye fotografías en color. Para lo que es, el precio, impreso en el reverso del libro (es decir, precio fijo), es muy aceptable. En España, un libro semejante, posiblemente triplicase el precio.





En una de las varias tiendas que hay en el interior del Templo de la Literatura de Hanoi compré estos tres artículos. Una reproducción metálica en miniatura de una bici-taxi, otra de una pagoda (de 12 cm. de alto) y un colgante, de esos que se colocan detrás de las puertas para que suene una campanita al abrir éstas y que, según la tradición, ahuyenta los malos espíritus. El colgante es más de tradición china que vietnamita.

Al comprar las tres cosas juntas, obtuve un precio final de 400.000 VND (16'76 €). El precio real era de 410.000 VND (17'18 €) pero, al no admitirme el regateo (es lo que tiene un lugar tan concurrido y turístico), me hicieron esa mínima gracia. La bici-taxi costaba 140.000 VND (5'87 €), la pagoda 200.000 (8'38 €) y el colgante, 70.000 (2'93 €). Los precios estaban marcados.

Desde luego no fue ningún chollo. Más bien fue una compra cara para lo que es Vietnam. La bici-taxi, que la había por otras tiendas de la ciudad, quizás regateando la hubiese podido conseguir algo más barata en otro sitio. El problema es que la reproducción de la pagoda no la había visto en ningún sitio (y seguí sin verla en todo mi viaje a Vietnam) y el colgante tampoco. Por eso hice esta compra.



Esta original máscara artesana la compré en una tienda del centro de Hanoi donde los precios eran fijos. Había máscaras de este tipos en más sitios, mismamente en alguna tienda del Templo de la Literatura, pero eran más caras.

La base es un cesto de mimbre que se pinta y al que se le coloca un adorno. En el que caso de la que compré, el adorno imita un mechón de pelo.

Pagué 60.000 VND (2'51 €) por ella y, aparte de ser un recuerdo bonito y original, considero que fue muy buena compra.



En el Museo Militar de Hanoi compré, por capricho y a modo de recuerdo, este sombrero de tipo salacot del Viet Cong.

Lo podréis encontrar en casi cualquier esquina del país, pero los precios son muy dispares. Ya le había echado el ojo en Hoi An, pero me pedían un disparate que, finalmente, y cuando me estaba marchando de la tienda, rebajaron a 70.000 VND. Aun así, no lo compré.

En el museo, sin tener siquiera necesidad de regatear (aparte de que los precios eran fijos), lo compré por esos mismos 70.000 VND (2'93 €).

Sin el escudo del Viet Cong lo utilizan algunos vietnamitas como sombrero para protegerse del sol. Es más, este es el sombrero vietnamita masculino (el clásico, de forma cónica, es el modelo femenino). No parece de gran calidad pero es un recuerdo original y, seamos francos, en tanto que no creo que ningún turista lo compre para lucir en su lugar de origen, la calidad es lo de menos.



Detalle del saco-sábana



En una pequeña tiendecita del centro de Hanoi, en la que ni se cabía dentro porque estaba ocupada por el género y trastos varios, hice mis mejores compras de Vietnam, no tanto por lo adquirido, sino por la honestidad de la encantadora señora que la regentaba.

Compré un saco-sábana de seda y un inmenso abanico que, una vez desplegado, de un extremo a otro ocupa 60 cm. Ambas cosas me salieron por 95.000 VND (3'98 €). 50.000 (2'09 €) del saco y 45.000 (1'89 €) del abanico.

No quise regatear porque el precio, especialmente el del saco-sábana, me pareció muy barato. Por ese mismo, en tiendas de Hoi An (que no es la mejor localidad para hacer compras, todo sea dicho) pedían el doble o en algunas algo más. Además, la señora es de esas personas encantadoras que transmiten confianza.

La relación calidad/precio, especialmente del saco, es espectacular. Ese saco por el que pagué poco más de dos euros, podéis ver aquí lo que puede costar en España, en una conocida tienda de deportes. Es decir, lo adquirí dieciséis veces más barato.

Y por si fuera poco, dos días después volví a la tienda para adquirir otro saco-sábana para un amigo y, sin yo pedirle nada, la encantadora mujer me descontó 2.000 VND (0'08 €). Es decir, me salió por 48.000 (2'01 €). Por supuesto, para mí esos ocho céntimos de euro de descuento no me arreglaban nada, pero a ella sí. Además, lo que hay que valorar en este caso no es la cantidad descontada, sino el gesto espontáneo.



En otra tienda del centro de Hanoi compré este souvenir colgante. De esta compra no quedé tan satisfecho. No ya por el precio que obtuve 60.000 VND (2'51 €), que creo elevado para el producto, sino también por ser un producto muy frágil, con el que tuve que tener mucho cuidado en los desplazamientos, y porque, aunque tiene su toque gracioso y original, es de escasa utilidad práctica. A día de hoy no lo hubiese comprado, pero este es el precio por entrar en una tienda vietnamita sin tener claro lo que se quiere adquirir...

Inicialmente me pedían 80.000 VND por el mismo.



En Tam Coc, un lugar maravilloso del que hablaré más adelante, en una excursión que hice de un día desde Hanoi, las propias remeras que te llevan a recorrer por el río ese paradisíaco lugar, te ofrecen por 50.000 VND  (2'09 €) estas reproducciones artesanas de mimbre y madera de las pequeñas barquitas en las que te pasean.

No procedía regatear por el precio pedido, ya que, además de ser una bonita obra de artesanía, es muy original como recuerdo o regalo.








En la isla de Phu Quoc, salvo camisetas playeras y artículos semejantes, no hay productos típicos de artesanía, así que hice escasas compras.

En el mercado nocturno de Duong Dong (capital y centro administrativo de la isla) adquirí ese curioso cenicero con forma de globo terraqueo y la figurita de madera, de unos 25 cm. de altura, representando a una mujer vietnamita.

Las dos cosas me costaron 195.000 VND (8'17 €). 120.000 (5'03 €) del cenicero y 75.000 (3'14 €) de la figurita. En un principio me pedían 150.000 (6'28 €) por el cenicero y 85.000 (3'56 €) por la figura.

Ambas cosas las podría haber encontrado en cualquier rincón del país (aunque el cenicero juraría no haberlo visto en otro sitio) y la relación calidad/precio fue bastante normalita. Ningún chollo, desde luego.



Al igual que en la antigua base militar de Khe Sanh adquirí un sombrero semejante al de la foto, en la tristemente conocida con el nombre de Coconut Prison, en el sur de la isla, compré este por 40.000 VND (1'68 €), justo el doble de lo que me cobraron el Khe Sanh. El precio era fijo. Como recuerdo, pase, pero es caro para lo que es.






De vuelta en Saigón compré el clásico sombrero vietnamita (el femenino. Del modelo masculino he hablado líneas arriba), dos cuencos de coco y una peculiar cafetera individual.

Por todo me cobraron 190.000 VND (7'96 €), de los cuales 45.000 (1'89 €) eran por el sombrero, 90.000 (3'77 €) por los dos cuencos y 55.000 (2'30 €) por la cafetera. Lo que no recuerdo es lo que me pedían por los artículos inicialmente, pero acabé consiguiendo un descuento total de unos 30.000 VND que, para ser el centro de Saigón y en Bui Vien concretamente (si recordáis, la calle de los mochileros), no me puedo quejar.

La forma de utilizar esta curiosa cafetera es simple.

El platillo inferior se coloca sobre una taza.



Se pone encima la cafetera en sí misma y se añade café al gusto.


Añadido el café, se prensa con el adminículo que veis a la derecha de la foto anterior.


Y una vez hecho el paso anterior, se echa agua o leche, se coloca la tapa y se espera unos minutos.


¡Y ya está hecho el café!



También en Saigón, le compré este bálsamo de tigre blanco a una vendedora callejera.

Yo jamás utilicé este potingue que, en olor y textura me recuerdan al bálsamo Vicks VapoRub, que quizás se lo hayamos visto usar a nuestros abuelos cuando tenían congestión nasal.

Se presupone que es bueno para lumbago, ciática, tortícolis, dolor de cabeza, migraña, torceduras, esquinces, pesadez muscular y picaduras de insectos. Al menos todo eso asegura el prospecto.

Me costó 50.000 VND (2'09 €) el tarro de 20 g. y me temo que en este caso fui yo quien pagué de menos, pero, estando casi al final del viaje, no podía invertir más dinero en esto, que ni tenía previsto comprar. La pobre vendedora parecía necesitada y aceptó.

En España, podemos ver aquí el precio del mismo producto (otra marca, eso sí) y con algo menos de cantidad (19 g.).



Cuando visité la zona del Mekong me olvidé las gorras en el equipaje principal que había dejado en el hotel de Saigón. Eso hizo que, para protegerme del incómodo sol, comprase por 30.000 VND (1'26 €) este salacot de caña, en un puestecillo de los alredores de la pagoda de Vinh Trang, en la localidad de My Tho. El sombrero es original, fresquito y más resistente de lo que parece, así que lo considero una buena compra y a buen precio.




También en My Tho, en el delta del Mekong, compré estos caramelos y ese jabón de coco. El jabón aún no lo he estrenado, pero los caramelos, personalmente, no me han gustado nada; se pegan a los dientes.

Pagué 40.000 VND (1'68 €) por el paquete de veinte caramelos y 20.000 (0'84 €) por la pastilla de jabón. Partiendo de que, al menos los caramelos, eran artesanos, el precio (fijo), sin ser una ganga, no me parece disparatado.

Fabricando los caramelos. Y aquí mismo los compré.



En una islita del Mekong, de la que ni recuerdo el nombre, compré este juego de té de seis servicios, elaborado a base de coco. Pagué por él 250.000 VND (10'47 €) y me pedían en un principio 300.000 (12'57 €). Para lo bonito y original que resulta, lo considero una buena compra.



Estas pequeñas cestas de mimbre, imitando a las que llevan las vendedoras de fruta y otras porteadoras, son un bonito souvenir totalmente artesano (mimbre, grapas y un par de gomas de escritorio), por el que pagué 50.000 VND (2'09 €) en un puestecillo cerca de la ciudad de Can Tho, también en la región del delta del Mekong. No consideré oportuno regatear. La considero una buena compra y, como decoración, luce mucho.



Volviendo hacia Saigón, en una tienda en la carretera, no muy lejos de la localidad de My Tho, compré por 100.000 VND (4'19 €) esta jarra de coco. Pese a que no me ha parecido cara, proporcionalmente considero que me salió mejor de precio el juego de té. En este caso, el precio estaba marcado y era fijo.



Ya en Saigón, la víspera de mi regreso a España, buscando un regalo para mi hija, compré este peculiar puzzle de madera con forma de gallo, al que, quitándole el palillo que hace de ojos, se desmonta. Me costó 80.000 VND (3'35 €) y me pedían inicialmente 100.000 (4'19 €). Me pareció un precio normal.






Mi última compra en Vietnam la realicé más también por caridad que por deseo. Fue en el centro de Saigón, estando yo cenando, cuando una vendedora callejera me empieza a ofrecer cantidad de cosas que, francamente, no me interesaban. Al ver que no iba a conseguir vender, me pidió si le podía dar un rollito de primavera (me quedaban dos o tres en el plato), que ese día no había comido nada. Por su aspecto desnutrido era bastante creíble su versión, así que, aparte de darle el rollito, le compré esta pinza-billetero que, imitación o no, resultó ser de un producto de marca. Louis Vuitton, concretamente.

Me pidió 120.000 por él, pero le acabé pagando 100.000 VND (4'19 €) que, por otra parte, es lo máximo que podía ya invertir en compras.

Como no es producto que conozca, no puedo valorar si fue buena o mala compra, aunque si realmente es de marca, barrunto que me salió muy bien de precio.


Si alguien se ha molestado en ir sumando cantidades, que no me diga el resultado; yo no hice la cuenta final del total invertido en souvenirs y compras varias. En honor a la verdad, creo que compré demasiadas cosas. Pero es lo que tiene ir a sitios exóticos... y el puñetero vicio del shopping...

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