...plus loin que la nuit et le jour [...].
Así comienza el estribillo de una conocida canción ochentera que cantaba una francesita que se hacía llamar Desireless y que pasó a la posteridad recordada, si acaso, por este único tema.
Y a eso mismo me dispongo en breve, a viajar más lejos que la noche y el día... básicamente por la duración del viaje, distancia recorrida, número de escalas y el incómodo efecto del jet lag.
Desde España no existen vuelos directos a Vietnam. Con mucha suerte, habría que hacer una escala, pero lo habitual son dos.
Lo normal es tomar un primer vuelo desde algún aeropuerto español a alguna ciudad importante europea. París, Londres, Berlín y Moscú son las más frecuentes. También cabe la opción de volar desde España a un país de Oriente Próximo como Catar. Desde uno de estos lugares, se tomaría un segundo vuelo a algún país próximo a Vietnam, como China, Tailandia o Malasia y, ya desde ahí, un tercer vuelo a alguno de los principales aeropuertos de Vietnam (generalmente el de Ciudad Ho Chi Minh o el de Hanoi).
En mi caso concreto, la odisea del viaje de ida durará (o debiera de durar...) alrededor de 28 horas, de las cuales algo más de 17 las pasaré dentro de tres aviones distintos, y otras 11 en las dos escalas que he de hacer, una en Londres y otra en Hong Kong.
Quitando la pesadez que supone casi seis horas de espera, la escala de Hong Kong no debiera de conllevar más molestias. El avión que me conducirá a Ciudad Ho Chi Minh, mi destino final, sale del mismo aeropuerto y la misma terminal que el vuelo en el que llego desde Londres.
Pero será justo en Londres, mi primera escala, donde tendré más gastos e incordio; me toca cambiar de aeropuerto. Mi vuelo desde España llega al aeropuerto de Gatwick y el siguiente a Hong Kong sale desde el de Heathrow. Entre ambos aeropuertos hay unos 60 kilómetros. La opción más cómoda y rápida para ir de uno a otro, descartando un taxi (evidentemente...), es tomar un autobús de la empresa National Express, que emplea una hora y cuarto en hacer el trayecto (¡manda... narices...!), y encima al no muy módico precio de 25 libras, nada menos que 28 € al cambio. Pero es que esto es el Reino Unido... y así son sus precios...
Previamente, para tomar tal autobús y picar algo, habré tenido que cambiar euros por libras, lo que supone otro gasto añadido por la tasa de cambio que, por supuesto, incluirá una comisión para el banco u oficina en la que lo gestione.
Aun con esta incomodidad y gasto extra (tanto a la ida como en el regreso), no me puedo quejar del precio de mi billete a Vietnam: 522 €, ida y vuelta, volando en línea regular con British Airways y Cathay Pacific, sin tener que hacer uso de aerolíneas de las llamadas de bajo coste (y, generalmente, baja calidad). Eso sí, lo compré con más de cinco meses de antelación.
Llegado el día, ya os contaré cómo he llegado...
Así comienza el estribillo de una conocida canción ochentera que cantaba una francesita que se hacía llamar Desireless y que pasó a la posteridad recordada, si acaso, por este único tema.
Y a eso mismo me dispongo en breve, a viajar más lejos que la noche y el día... básicamente por la duración del viaje, distancia recorrida, número de escalas y el incómodo efecto del jet lag.
Desde España no existen vuelos directos a Vietnam. Con mucha suerte, habría que hacer una escala, pero lo habitual son dos.
Lo normal es tomar un primer vuelo desde algún aeropuerto español a alguna ciudad importante europea. París, Londres, Berlín y Moscú son las más frecuentes. También cabe la opción de volar desde España a un país de Oriente Próximo como Catar. Desde uno de estos lugares, se tomaría un segundo vuelo a algún país próximo a Vietnam, como China, Tailandia o Malasia y, ya desde ahí, un tercer vuelo a alguno de los principales aeropuertos de Vietnam (generalmente el de Ciudad Ho Chi Minh o el de Hanoi).
En mi caso concreto, la odisea del viaje de ida durará (o debiera de durar...) alrededor de 28 horas, de las cuales algo más de 17 las pasaré dentro de tres aviones distintos, y otras 11 en las dos escalas que he de hacer, una en Londres y otra en Hong Kong.
Quitando la pesadez que supone casi seis horas de espera, la escala de Hong Kong no debiera de conllevar más molestias. El avión que me conducirá a Ciudad Ho Chi Minh, mi destino final, sale del mismo aeropuerto y la misma terminal que el vuelo en el que llego desde Londres.
Pero será justo en Londres, mi primera escala, donde tendré más gastos e incordio; me toca cambiar de aeropuerto. Mi vuelo desde España llega al aeropuerto de Gatwick y el siguiente a Hong Kong sale desde el de Heathrow. Entre ambos aeropuertos hay unos 60 kilómetros. La opción más cómoda y rápida para ir de uno a otro, descartando un taxi (evidentemente...), es tomar un autobús de la empresa National Express, que emplea una hora y cuarto en hacer el trayecto (¡manda... narices...!), y encima al no muy módico precio de 25 libras, nada menos que 28 € al cambio. Pero es que esto es el Reino Unido... y así son sus precios...
Previamente, para tomar tal autobús y picar algo, habré tenido que cambiar euros por libras, lo que supone otro gasto añadido por la tasa de cambio que, por supuesto, incluirá una comisión para el banco u oficina en la que lo gestione.
Aun con esta incomodidad y gasto extra (tanto a la ida como en el regreso), no me puedo quejar del precio de mi billete a Vietnam: 522 €, ida y vuelta, volando en línea regular con British Airways y Cathay Pacific, sin tener que hacer uso de aerolíneas de las llamadas de bajo coste (y, generalmente, baja calidad). Eso sí, lo compré con más de cinco meses de antelación.
Llegado el día, ya os contaré cómo he llegado...
se te va quedar el culo plano besitos
ResponderEliminarTotalmente. Pero ya se sabe que sarna con gusto no pica... ;) Besos Gusy
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