Abandoné la bella ciudad de Hoi An para poner rumbo hacia la imperial Hue.
Para ello, primero tuve que recorrer nuevamente los 35 kilómetros por carretera hasta Danang, donde me había dejado el tren cuando vine de Saigón.
En la propia casa de huéspedes (homestay) CoCo Riverside, de la que os hablé en el artículo de Hoi An, muy amablemente me consiguieron transporte por 100.000 VND (4'19 €), precio más que ventajoso, a sabiendas de que a la venida pagué 350.000 VND (14'66 €) por el mismo recorrido.
La diferencia estaba en que, en el trayecto de venida de Danang a Hoi An, el transporte era privado y el de la vuelta, Hoi An-Danang, colectivo. Lo cierto es que en el hotel que me gestionaron el caro transporte privado de ida, no fueron lo suficientemente honestos como para informarme de que había una alternativa colectiva considerablemente más barata. De eso me enteré al llegar al establecimiento en cuestión (un primer hotel en el que estuve en Hoi An, del que voy hasta a omitir el nombre), ya que, lo paradójico e indignante del asunto es que ellos mismos gestionaban también transporte colectivo para hacer ese recorrido.
Lo cierto es que la vuelta a Danang fue muy barata y tranquila, en una destartalada furgoneta Toyota de nueve plazas, con un conductor muy agradable (una pena que perdiese la tarjeta con su nombre, correo electrónico y teléfono), y por un precio ligeramente más económico del ofrecido en cualquier agencia de viajes de Hoi An, que venían cobrando 110.000 VND (4'61 €) por el trayecto en vehículo compartido.
Invertimos unos cuarenta minutos en recorrer esos 35 kilómetros, no tanto por el estado de la carretera, sino por el tráfico de entrada a Danang, tercera ciudad más grande del país, después de Saigón y Hanoi. La furgoneta me dejó en la propia estación de tren.
Disponía de aproximadamente una hora para comer algo (era cerca de la una de la tarde), antes de la salida de mi tren.
Recurrí a una pequeña cantina que había en la propia estación, en donde, con buena voluntad y agua hirviendo, me prepararon al momento el bol de fideos instantáneos precocinados que podéis observar en la foto inferior. Nótese que, al igual que en varias ocasiones durante el viaje, tuve que echar mano de mis socorridos cubiertos de viaje (se perciben dentro y al lado de una funda negra que se ve en la imagen), al no ser habitual la existencia de tenedores (ni cuchillos) en los locales modestos y destinados a la población local.
No puedo decir que haya sido la comida más sabrosa que degusté en el país, pero me dejó satisfecho y me sacó del apuro. Y encima el bol de noodles (fideos) y una botella pequeña de agua me salieron por 30.000 VND (1'26 €), así que no me puedo quejar.
El tren apareció con veinticinco minutos de retraso. Tras mi paciente espera, me encaminé hacia mi coche de soft seats (ved el artículo ¡Viajeros al tren! los que no recordéis los distintos tipos de clases en los trenes vietnamitas), teniendo que cruzar las vías a la brava, al no existir andén en la estación de Danang. Este hecho no reviste especial peligro al ser una estación en fondo de saco y con poco tráfico ferroviario.
Obsérvese la inexistencia de andenes
En primer plano a la izquierda, vemos un edificio de viviendas,
cuyos bajos, que dan a las vías, están ocupados por chiringuitos
de comida y bebida.
Al fondo de la imagen se observa el edificio y la marquesina
de la estación en sí misma
Una vez en mi asiento me dispuse a afrontar con paciencia las casi dos horas y media que el tren rápido, sin paradas, invierte en recorrer los 110 kilómetros que separan Danang de Hue.
Con media hora de retraso, poco antes de las cinco y media de la tarde, llegué a Hue.
Hue es una tranquila ciudad situada en el centro del país, vinculada desde principios del siglo XIX a la dinastía de emperadores Nguyen. Desde 1802 hasta 1945 fue la capital de Vietnam.
Se trata por tanto de una ciudad cargada de historia, pero, desgraciadamente, conserva pocos restos del vasto patrimonio de su época imperial. Al contrario que Hoi An, la Guerra de Vietnam, y especialmente la Ofensiva del Tet (en 1968), destruyó buena parte de su riqueza artística, quedando pocos monumentos íntegros en pie.
La razón que explica por qué fue tan castigada durante la Guerra de Vietnam es fundamentalmente geográfica o, para mejor decir, geo-estratégica. La ciudad se encuentra muy cerca del paralelo 17, que fue a partir del cual, terminada la Guerra de Indochina contra los franceses, se trazó la línea imaginaria que marcaría la frontera entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Y en torno a esa línea fronteriza se estableció una franja de aproximadamente cinco kilómetros de ancho, a ambos lados del río Ben Hai, que fue considerada tierra de nadie y conocida con el nombre de DMZ (siglas inglesas de Demilitarized Zone) o Zona Desmilitarizada. Dedicaré un artículo posterior a esta zona, a la que dediqué un día para recorrerla, en un tour organizado desde Hue.
En la actualidad, muy lentamente debido a la ausencia de fondos, se está invirtiendo en la restauración del patrimonio monumental de esta imponente ciudad.
El casco histórico se reduce a su enorme ciudadela cuadrangular, construida entre 1804 y 1833, dentro de la cual se halla el Recinto Imperial y, a su vez, en el interior de este último, la Ciudad Púrpura Prohibida, de la que apenas queda nada. El perímetro de la ciudadela está totalmente amurallado y cuenta con un profundo foso, razones por las cuales la guerrilla Viet Cong se animó a usarla como fortaleza defensiva durante algunos periodos de la Guerra de Vietnam.
El resto de la ciudad resulta bastante anodino e impersonal y no cuenta con monumentos, ni tan siquiera con lugares de especial interés.
Pero que nadie piense que estoy insinuando que no merece detenerse en Hue. Es más, de no visitar Hue en un viaje a Vietnam, estaríamos cometiendo un grave error al ignorar buena parte del patrimonio y la historia del país.
La ciudadela, y especialmente el imponente Recinto Imperial, el bucólico río Song Huong (o río de los Perfumes), que atraviesa la ciudad y separa la ciudadela del resto de la misma, y las ostentosas tumbas de los emperadores, desperdigadas por los alrededores en parajes aislados entre arrozales y colinas, justifican ya de por sí la parada en Hue. No en vano, el llamado Conjunto de Monumentos de Hue, fue declarado en 1993 Patrimonio Mundial por la Unesco.
En la actualidad no podría decirse que se trate de una ciudad animada, ni tan siquiera en su reducido barrio de los trotamundos, pero sí puede considerase la capital cultural de Vietnam, al igual que Saigón la capital comercial y Hanoi la política y administrativa. Cabe destacar su importante Festival Bienal de las Artes, que se celebra en los años pares.
Según el censo de 2012 Hue cuenta con algo menos de 350.000 habitantes.
El primer indicio de que esta histórica ciudad vive del turismo y, lo que es peor, de que abusa de los turistas, lo tuve a los dos minutos de bajar del tren y disponerme a coger un taxi en la propia estación.
Para empezar no había ni un solo taxi de alguna de las empresas afamadas, de buena reputación y honestas que existen a lo largo del país (por ejemplo Mailinh). Tan solo había un puñado de taxis, de color amarillo-vainilla, pertenecientes a una empresa bastante "pirata" (todo hay que decirlo) de la que ni recuerdo el nombre, que se negaban a poner taxímetro a los turistas extranjeros, pidiéndoles cantidades muy elevadas.
En mi caso, para un trayecto de algo menos de 10 minutos en coche hasta mi hotel, me llegaron a pedir 80.000 VND (3'35 €). Tras mucho regatear con diferentes taxistas (de la misma empresa, por supuesto), conseguí la carrera por 45.000 VND (1'89 €). Ni mucho menos fue un chollo, ya que el trayecto en un taxi con taxímetro, de empresa fiable y fuera de horas punta (sin tráfico), hubiese salido por unos 25.000 VND (1'05 €). De hecho, cuando al día siguiente hice el trayecto inverso en un taxi de la compañia Mailinh y con algo de tráfico me salió por 28.000 VND (1'17 €).
En condiciones normales hubiese ido andando. Realmente eran poco más de 15 minutos y, hoy en día, con aplicaciones de móvil como Google Maps o, la aún mejor, MAPS.ME (mejor en tanto que tiene una base cartográfica de mayor calidad que Google Maps y porque se puede usar off-line, sin consumir datos de Internet móvil), no cuesta nada encontrar una dirección y el camino más corto para llegar a esta. Pero iba cargado y hacía un calor bastante húmedo, así que acepté el pequeño sablazo de bienvenida.
Por cierto, atención a las prohibiciones especificadas en algunos taxis de Hue. Resulta curioso que haya que recordar todo esto a los distinguidos usuarios de taxis...
Curiosamente, y por un fenómeno que no llegué a comprender, pese a ser una ciudad muy turística, los hoteles más baratos de todo Vietnam están aquí.
Mi hotel era un modesto establecimiento, situado muy cerca del hospital, en un barrio muy tranquilo, al final de un callejón. Hasta el barrio de los trotamundos tardé veinte minutos andando y, aunque yo opté por coger un taxi, se tardaría una media hora andando hasta la ciudadela.
Por una habitación doble con aseo, televisión, aire acondicionado y una pequeña nevera, pagué 180.000 VND (7'54 €) por noche. Y no era la habitación más económica, sino que era una "de luxe". Por la más barata hubiese pagado 155.000 VND (6'49 €). La diferencia entre las habitaciones económicas y las "de luxe" consistía en que estas últimas se hallan en las dos primeras plantas (es un edificio de cinco plantas, sin ascensor) y son más amplias y luminosas. En cuanto al equipamiento de las habitaciones es el mismo en unas y en otras.
El desayuno, no incluido en el precio (milagros ya no se deben pedir), salía por 25.000 VND (1'05 €) y era muy correcto.
El personal del hotel resultó encantador. Pena que no hablasen apenas inglés (y ni papa de francés), pero nada que no se solucionase con buena voluntad. Este fue el momento de sacar partido al traductor de Google que tenía en el móvil, aunque, al menos para traducir del español al vietnamita, no lo recomiendo.
Como no daba crédito a la sorprendentemente buena relación calidad/precio (hasta el momento había pagado casi el doble por cualquier habitación de semejante calidad en Hoi An y en Saigón), se me ocurrió preguntar si había agua caliente durante las 24 horas. Al no entenderme en recepción, recurrí al traductor. La chica, muy amablemente y con una sonrisa muy dulce, me hizo señas de que esperase un momento. Al cabo de un minuto apareció con una botellita de agua mineral del tiempo... Eso sí, al final confirmé por mí mismo que el agua caliente estaba disponible durante todo el día.
Algunos incrédulos aún sospecharán que mis estándares de calidad personales, en lo que a establecimientos hoteleros se refiere, son un tanto laxos y permisivos, así que os pongo unas cuantas fotos y juzgáis vosotros mismos.
Por cierto, tal chollo se llama Bien Khoi Mini Hotel.
Hue es una tranquila ciudad situada en el centro del país, vinculada desde principios del siglo XIX a la dinastía de emperadores Nguyen. Desde 1802 hasta 1945 fue la capital de Vietnam.
Se trata por tanto de una ciudad cargada de historia, pero, desgraciadamente, conserva pocos restos del vasto patrimonio de su época imperial. Al contrario que Hoi An, la Guerra de Vietnam, y especialmente la Ofensiva del Tet (en 1968), destruyó buena parte de su riqueza artística, quedando pocos monumentos íntegros en pie.
La razón que explica por qué fue tan castigada durante la Guerra de Vietnam es fundamentalmente geográfica o, para mejor decir, geo-estratégica. La ciudad se encuentra muy cerca del paralelo 17, que fue a partir del cual, terminada la Guerra de Indochina contra los franceses, se trazó la línea imaginaria que marcaría la frontera entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Y en torno a esa línea fronteriza se estableció una franja de aproximadamente cinco kilómetros de ancho, a ambos lados del río Ben Hai, que fue considerada tierra de nadie y conocida con el nombre de DMZ (siglas inglesas de Demilitarized Zone) o Zona Desmilitarizada. Dedicaré un artículo posterior a esta zona, a la que dediqué un día para recorrerla, en un tour organizado desde Hue.
En la actualidad, muy lentamente debido a la ausencia de fondos, se está invirtiendo en la restauración del patrimonio monumental de esta imponente ciudad.
El casco histórico se reduce a su enorme ciudadela cuadrangular, construida entre 1804 y 1833, dentro de la cual se halla el Recinto Imperial y, a su vez, en el interior de este último, la Ciudad Púrpura Prohibida, de la que apenas queda nada. El perímetro de la ciudadela está totalmente amurallado y cuenta con un profundo foso, razones por las cuales la guerrilla Viet Cong se animó a usarla como fortaleza defensiva durante algunos periodos de la Guerra de Vietnam.
La Ngo Mon o Puerta del Mediodía o del Sur, situada en el interior de la
ciudadela, da acceso al Recinto Imperial
ciudadela, da acceso al Recinto Imperial
Vista del perímetro amurallado de la ciudadela con el foso
que la separa del resto de la urbe
El resto de la ciudad resulta bastante anodino e impersonal y no cuenta con monumentos, ni tan siquiera con lugares de especial interés.
Pero que nadie piense que estoy insinuando que no merece detenerse en Hue. Es más, de no visitar Hue en un viaje a Vietnam, estaríamos cometiendo un grave error al ignorar buena parte del patrimonio y la historia del país.
La ciudadela, y especialmente el imponente Recinto Imperial, el bucólico río Song Huong (o río de los Perfumes), que atraviesa la ciudad y separa la ciudadela del resto de la misma, y las ostentosas tumbas de los emperadores, desperdigadas por los alrededores en parajes aislados entre arrozales y colinas, justifican ya de por sí la parada en Hue. No en vano, el llamado Conjunto de Monumentos de Hue, fue declarado en 1993 Patrimonio Mundial por la Unesco.
Vista del río de los Perfumes en los alrededores de Hue
Templo Sung An en el recinto de la tumba del emperador Minh Mang.
Es la tumba imperial más alejada del centro de Hue, a unos 12 kilómetros
En la actualidad no podría decirse que se trate de una ciudad animada, ni tan siquiera en su reducido barrio de los trotamundos, pero sí puede considerase la capital cultural de Vietnam, al igual que Saigón la capital comercial y Hanoi la política y administrativa. Cabe destacar su importante Festival Bienal de las Artes, que se celebra en los años pares.
Según el censo de 2012 Hue cuenta con algo menos de 350.000 habitantes.
El primer indicio de que esta histórica ciudad vive del turismo y, lo que es peor, de que abusa de los turistas, lo tuve a los dos minutos de bajar del tren y disponerme a coger un taxi en la propia estación.
Para empezar no había ni un solo taxi de alguna de las empresas afamadas, de buena reputación y honestas que existen a lo largo del país (por ejemplo Mailinh). Tan solo había un puñado de taxis, de color amarillo-vainilla, pertenecientes a una empresa bastante "pirata" (todo hay que decirlo) de la que ni recuerdo el nombre, que se negaban a poner taxímetro a los turistas extranjeros, pidiéndoles cantidades muy elevadas.
En mi caso, para un trayecto de algo menos de 10 minutos en coche hasta mi hotel, me llegaron a pedir 80.000 VND (3'35 €). Tras mucho regatear con diferentes taxistas (de la misma empresa, por supuesto), conseguí la carrera por 45.000 VND (1'89 €). Ni mucho menos fue un chollo, ya que el trayecto en un taxi con taxímetro, de empresa fiable y fuera de horas punta (sin tráfico), hubiese salido por unos 25.000 VND (1'05 €). De hecho, cuando al día siguiente hice el trayecto inverso en un taxi de la compañia Mailinh y con algo de tráfico me salió por 28.000 VND (1'17 €).
En condiciones normales hubiese ido andando. Realmente eran poco más de 15 minutos y, hoy en día, con aplicaciones de móvil como Google Maps o, la aún mejor, MAPS.ME (mejor en tanto que tiene una base cartográfica de mayor calidad que Google Maps y porque se puede usar off-line, sin consumir datos de Internet móvil), no cuesta nada encontrar una dirección y el camino más corto para llegar a esta. Pero iba cargado y hacía un calor bastante húmedo, así que acepté el pequeño sablazo de bienvenida.
Por cierto, atención a las prohibiciones especificadas en algunos taxis de Hue. Resulta curioso que haya que recordar todo esto a los distinguidos usuarios de taxis...
La prohibición indicada en el tercer pictograma, empezando por la izquierda,
suena ya a chiste
Curiosamente, y por un fenómeno que no llegué a comprender, pese a ser una ciudad muy turística, los hoteles más baratos de todo Vietnam están aquí.
Mi hotel era un modesto establecimiento, situado muy cerca del hospital, en un barrio muy tranquilo, al final de un callejón. Hasta el barrio de los trotamundos tardé veinte minutos andando y, aunque yo opté por coger un taxi, se tardaría una media hora andando hasta la ciudadela.
Por una habitación doble con aseo, televisión, aire acondicionado y una pequeña nevera, pagué 180.000 VND (7'54 €) por noche. Y no era la habitación más económica, sino que era una "de luxe". Por la más barata hubiese pagado 155.000 VND (6'49 €). La diferencia entre las habitaciones económicas y las "de luxe" consistía en que estas últimas se hallan en las dos primeras plantas (es un edificio de cinco plantas, sin ascensor) y son más amplias y luminosas. En cuanto al equipamiento de las habitaciones es el mismo en unas y en otras.
El desayuno, no incluido en el precio (milagros ya no se deben pedir), salía por 25.000 VND (1'05 €) y era muy correcto.
El personal del hotel resultó encantador. Pena que no hablasen apenas inglés (y ni papa de francés), pero nada que no se solucionase con buena voluntad. Este fue el momento de sacar partido al traductor de Google que tenía en el móvil, aunque, al menos para traducir del español al vietnamita, no lo recomiendo.
Como no daba crédito a la sorprendentemente buena relación calidad/precio (hasta el momento había pagado casi el doble por cualquier habitación de semejante calidad en Hoi An y en Saigón), se me ocurrió preguntar si había agua caliente durante las 24 horas. Al no entenderme en recepción, recurrí al traductor. La chica, muy amablemente y con una sonrisa muy dulce, me hizo señas de que esperase un momento. Al cabo de un minuto apareció con una botellita de agua mineral del tiempo... Eso sí, al final confirmé por mí mismo que el agua caliente estaba disponible durante todo el día.
Algunos incrédulos aún sospecharán que mis estándares de calidad personales, en lo que a establecimientos hoteleros se refiere, son un tanto laxos y permisivos, así que os pongo unas cuantas fotos y juzgáis vosotros mismos.
Por cierto, tal chollo se llama Bien Khoi Mini Hotel.
Vista de la habitación. Si os fijáis veréis que la pequeña nevera hace también
las veces de mesilla de noche
Vista opuesta de la habitación, en la que se observa la puerta de
entrada. Se echa en falta un armario. Solo dispone del pequeño
colgador que veis junto a la puerta
Otra vista de la habitación. Muy útil el
aire acondicionado en Hue
Vista del aseo. Como en la práctica totalidad de los hoteles
modestos de Vietnam, no hay plato de ducha. El agua cae
directamente al suelo y se evacua por un sumidero
que, en este caso, podéis ver junto al retrete
Y no hay mucho más que destacar de mi llegada a Hue, donde pasé tres días completos y dos noches. En el próximo artículo hablaré de mi visita al Recinto Imperial.
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